Teatro del Oprimido

¿Qué es el Teatro del Oprimido?

Para La Hoja Blanca, el Teatro de las Oprimidas es un punto de partida, una lente para observar y comprender el mundo, y una manera de vivir y sentirlo. Son innumerables los aportes de este método a nuestra acción-reflexión cotidiana. 

El Teatro del Oprimido (Boal), un método estético sistematizado a partir de los años 60 por el teatrólogo brasileño Augusto Boal. Propone un conjunto de técnicas para crear espacios de libertad en los que analizar el pasado en el presente, e inventar el futuro en vez de esperar pasivamente que llegue (Ibid.).

Más allá de ser un teatro comunitario, político, participativo, pedagógico y terapéutico, es una metodología viva basada en la ética y la solidaridad, que ofrece sólidas bases teórico-prácticas para visibilizar, comprender y transformar opresiones vividas.  La «opresión» es fundamental en nuestra perspectiva. 

Busca romper con la cultura del monólogo en la que estamos inmersas para generar diálogos, comunitarios, interpersonales e intrapersonales que permiten la elaboración de nuevas posibilidades, alternativas a las injusticias y relaciones de poder.

El Teatro de las Oprimidas nace más tarde, sistematizado por Bárbara Santos en colaboración con las compañeras de la Red Ma(g)dalena Internacional (RMI), reconociéndose como un teatro que promueve la investigación estética de las injusticias directamente vinculadas a la intersección entre género, raza y clase (RMI). 

Se trata de un teatro de investigación y transformación social, ecofeminista, interseccional y decolonial. Parte de la idea según la cual todos y todas somos artistas y podemos utilizar el teatro, y el arte en general, como medio democrático de transformación de la sociedad.

El TO es el encuentro del arte y de la política. En la realidad social, la injusticia existe en sí misma: ciertas personas, perteneciendo a ciertos grupos sociales, tienen más poder y privilegios que otras, aunque a nivel individual, no siempre utilicen su poder. “La definición de opresión que más me convence es la siguiente: es una relación concreta entre individuos que forman parte de diferentes grupos sociales, relación que beneficia un grupo en detrimento de otro. En esta tentativa de definición, la opresión está más allá de las relaciones individuales (…) No se puede comprender la relación entre un trabajador y un patrón sin intentar entender el capitalismo, no se puede comprender la relación entre un blanco y un negro sin tomar en cuenta el racismo, tampoco se puede comprender una relación entre un hombre y una mujer son considerar el patriarcado” [Traducción propia de Julián Boal. Notas para una definición[i]].

Definir los términos de poder y opresión, centrales en las prácticas y reflexiones del Teatro de las Oprimidas, es asunto complejo, que intentaré desarrollar en otro artículo. Aquí me parece importante traer la distinción que establece Starhawk entre “poder-sobre” y “poder-desde-dentro”. El primero tiene que ver con el poder ejercido sobre los demás seres y con la distanciación de nosotras mismas y de lo que concierne nuestra propia vida. El segundo tiene que ver con la soberanía sobre los asuntos que nos conciernen y con la inmanencia, lo que, por lo general, no hemos aprendido a lo largo del proceso socializador en sistemas de poder y desigualdades.

Para comprender el poder-sobre, hemos de saber que es relacional y contextual: hemos de mirar el sistema en el que se encuentran las personas y las estructuras de poder que lo determinan, como bien expresa Julián Boal en su intento de definición del término opresión.

Tampoco podemos perder de vista la mirada interseccional que nos permite saber que los sistemas y estructuras de opresión se cruzan y que una persona puede ser oprimida por varios ejes a la vez, por ejemplo, por ser mujer y racializada. Por otro lado, no podemos olvidar que una persona puede ser oprimida en un contexto y opresora en otro, ni tampoco que ambos roles existen dentro de cada persona.

El poder sobre al fin y al cabo, es poder sobre el que se enfoca el TO, a veces olvidando el poder sagrado que cada una tenemos encapsulado. Y aquí llega el rol del arte como desencapsulador, como juego para ser y estar, como conciencia incorporada, como posibilidad de dejar salir el impulso, el deseo, la necesidad, el placer y el bien común.

Durante muchos años, ha juzgado mucho las palabras “poder interior”, casi como sui fuera un oxímoron. Me parecía demasiado «esotérica» (yo era muy del TO). Después de años de proceso personal, formación y acompañamiento de personas y grupos hacia su propio poder, hablaría de la versión sagrada del poder. El poder sagrado, el poder de la esencia, la potencia del ser, su libertad de crear, recrear, conocer, y unirse al todo.

Hoy comprendo en mi cuerpo que recuperar mi fuerza y mi poder es fundamental, no solo para sostener el cambio en mi, sino para expandirlo a mi entorno más cercano y más global. Por ello, me parece fundamental unir el maravilloso trabajo del Teatro de las Oprimidas con los enfoques psico corporales del trauma, así como con los trabajos de enraizamiento y de grounding. Enraizar en la tempestad y recuperar la voz de nuestro animal son claves para transformar opresiones vehiculadas por sistemas culturales a desarraigar.

[i] https://institutoaugustoboal.org/2012/03/20/opressao-artigo-de-julian-boal/  Teatro del Oprimido Teatro del Oprimido Teatro del Oprimido Teatro del Oprimido Teatro del Oprimido Teatro del Oprimido Teatro del Oprimido Teatro del Oprimido Teatro del Oprimido Teatro del Oprimido Teatro del Oprimido

 

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